Patrimonio (normalmente dinero o equivalente) que se entrega a un tercero a cambio de la propiedad de un bien o servicio, o de su uso, con la intención de que dicho valor aumente en el futuro, ya sea en un plazo pactado o no. Otro concepto sería la adquisición de un bien o la colocación de capital en un producto financiero para obtener una ganancia futura.
Existen tres factores que suelen tenerse en cuenta al realizar una inversión: el beneficio esperado, el riesgo aceptado y el horizonte temporal o plazo de la inversión.
Para inversiones en productos financieros que requieren poco dinero o son sencillos se suele acudir a un banco comercial, mientras que para inversiones medianas, grandes y/o complejas son los bancos de inversión o intermediario financieros quienes están especializados en productos de este tipo.
Algunos ejemplos de inversiones financieras son, para los ahorradores, abrir un depósito a plazo, la compra de un bono del Estado, la compra de acciones o de obligaciones de una empresa, la compra de antigüedades, de obras de arte, etc. En el caso de los autónomos y de las empresas, las inversiones principales van destinadas a adquirir almacenes, herramientas, ordenadores, máquinas, o cualquier otro elemento útil en su actividad.